sábado, 5 de mayo de 2012

Pollo a la miel

Cáceres... Que bonito pero que duro el viaje desde Madrid...
Si, mis lectores, voy en el tren de camino a mi casa, pero la de verdad, en la que estan mis papis, mis hermanos y mi perrito, y estoy empezando a odiar este trayecto. De primeras el tren ya es odioso en sí mismo, porque muchos diréis eso de "pero si en AVE se viaja de vicio" Jaaaaaa, AVE, jaaaa. Más quisieramos acá. Trastimoche regional que filtra agua por las juntas de las ventanas y que tarda mas de 4 horas en hacer 300km... Así que una de mis mejores ideas ha sido actualizar, pues hoy no tenía mucho sueño.
El caso, me he levantado esta mañana y me he acordado que el día de mi mudanza había sacado del congelador dos cuartos traseros de pollo (muslos, para que nos entendamos) y los tenía que hacer si no quería quedarme sin ellos, así que despues de estar toda la mañana de compras, he llegado a casa y me he puesto a hacer Pollo a la Miel.
Habrá gente que solo con pensarlo le de hasta yuyu la idea de algo dulce en el pollo. Otros estarán sacando la barra de pan para empezar a mojar en el mismo momento que el plato toque la mesa, y resulta que mi hermano Julián es de estos últimos, así que aprovecharé que se ha independizado para que aprenda a hacer guisoteo del bueno para mojar :D
Ingredientes:
  • 2 muslos de pollo (también son válidas pechugas, alitas o cualquier trozo de pollo que os guste)
  • 1/2 cebolla
  • 1/2 vasito de vino blanco
  • 1 cucharada colmada de miel
  • 2 cucharadas de vinagre (rasas porque el vinagre no se amontona como la miel)
  • Aceite
  • Sal
  • Pimienta

Sacamos los trozos de pollo, los ponemos sobre una tabla, lo salpimentamos, lo pasamos enharinamos (sólo con harina) y lo doramos en una cazuela con un dedo de aceite a fuego fuerte. Reservamos en una fuente. Con esto, conseguiremos que el pollo quede crudo pero marcado, evitando que se salgan los jugos al cocinarlo y quedando sabrosísimo. La harina espesará la salsa ligeramente.
Pelamos y cortamos la cebolla en juliana, en tiras cuanto más finas mejor. Bajamos el fuego a medio-bajo y, en el mismo aceite de dorar el pollo, añadimos la cebolla y una pizca de sal y dejamos que se poche bien hasta que quede casi transparente. Volvemos a subir el fuego a medio-alto y agregamos el vino. Dejamos reducir unos 5 minutos.
Cuando el vino haya reducido, añadimos la miel y el vinagre para contrarrestar el dulzor. Cuando todo esté bien incorporado, colocamos el pollo para que todo esté en contacto con la cazuela, tapamos, bajamos el fuego y dejamos hacer unos 20 minutos. A mi me gusta tenerlo un poquito más de tiempo, ya que me gusta que la carne se separe del hueso con mucha facilidad, pero si hacéis pechuga no la dejéis que se cueza en exceso porque quedará como la suela de un zapato.
Eso sí, acordaros de remover la salsa y darle la vuelta al pollo de vez en cuando, porque puede acabar siendo pollo al carbón, pues la miel se pega que da gusto.
Otra opción es hacerlo en la olla a presión u olla rápida, pero eso no es lo mío, entre otras cosas porque no tengo aún. Tendréis que conformaros con la versión ligeramente más larga :P

¿Qué me decís? Receta fácil fácil para un dia de lluvia y que está ¡para chuparse los dedos!

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