Palmeritas

¡Hola cocineros!

¿Cómo va la vuelta del puente? El que lo haya hecho, claro... Yo, para variar, he estado trabajando, aunque he tenido una visitilla fugaz de Sil, mi amiga de Salamanca. Pero gracias a ella y a Ana, esta semana vengo con fuerzas, y voy a actualizar más adelante con alguna recetilla que me pidieron...

Como este finde no he tenido mucho tiempo y tenía que hacer algo con una placa de hojaldre que estaba en el frigorífico (que te salva a menudo una comida improvisada), por lo que nunca falta en mi cesta de la compra.

Pues esta vez me tocó utilizarla para hacer palmeritas, si si, de las pequeñitas que venden en los supermercados. Os voy a enseñar dos técnicas para sacar partido a la hora del café o los desayunos:

Ingredientes palmeritas de chocolate:

• 1 placa de hojaldre
• 1 bote de crema de cacao y avellanas

Estiramos la placa de hojaldre, la untamos con la crema de cacao y enrollamos desde un extremo y otro hasta juntar los rollos en el medio. Los pegamos con un poquito de agua y metemos al congelador unos 20 minutos. Sacamos, cortamos en rodajas de medio centímetro de grosor aproximadamente y las ponemos en una bandeja de horno con papel vegetal. Horneamos unos 15-20 minutos, o hasta que estén doradas, y dejamos enfriar sobre una rejilla. Éste es el resultado:

Otra forma:
Ingredientes palmeritas bañadas en chocolate:

• 1 placa de hojaldre
• 50 g azúcar
• 100 g cobertura negra
• 100 ml nata líquida
• 10 g mantequilla

Estiramos la placa de hojaldre, espolvoreamos el azúcar por encima y enrollamos igual que las palmeritas anteriores, reposando la masa en el congelador. Las cortamos y las horneamos, pero esta vez debemos tener cuidado, ya que el azúcar con el calor carameliza y pueden quemarse dejando un sabor amargo no muy adecuado para un dulce... Sacamos a una rejilla.

Una vez horneadas y frías, ponemos la nata y la mantequilla a calentar, derretimos en ella la cobertura y bañamos las palmeritas, ya puede ser sólo por una lado para que se vea la palmerita por el otro, o enteras. Dejamos que solidifique en un silpat o en papel de horno.

Ahora es vuestro turno, ¿por cuál os decidís?
Difícil elección, ¿verdad?